terapia narrativa

No se trata de encontrarte, reinventarte o perfeccionar una versión de ti mismo. Se trata de algo más radical y menos evidente: recuperar la autoría de tu historia. La identidad que habitamos suele estar tejida con relatos heredados, lo que otros dijeron que éramos, lo que aprendimos a creer para encajar, y esas narraciones, aunque útiles en su momento, terminan limitando la libertad al volvernos predecibles, repetibles y gobernables.

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Recuperar tu narrativa no significa inventar un discurso perfecto, sino hacerte cargo del lenguaje con el que te defines. Nombrarte con precisión. Elegir desde dónde hablarte. Reconocer lo que fue necesario en el pasado y soltar lo que ya no sirve. Porque la historia no cambia con lo que te sucede, sino con lo que haces con ello, y solo cuando la voz vuelve a ti, la transformación se vuelve auténtica.